miércoles, 16 de junio de 2010

Guardería ABC: sólo la justicia dará resignación

En La Paz se lanzaron al mar 49 esferas de papel iluminadas por veladoras. En la Ciudad de México se celebró una vigilia en el Ángel de la Independencia. Globos blancos se elevaron al cielo desde Ciudad Juárez, Tepic, Veracruz, Irapuato, Pachuca, Guasave, Matamoros, Nogales, Bahía de Kino, Cajeme, Querétaro y comunidades indígenas de Santiago Apoala.

Según el Movimiento 5 de Junio, aproximadamente 40 ciudades de más de 20 entidades federativas se sumaron a las expresiones de luto e indignación de todo México. Se celebraron conciertos, presentaciones de libros, marchas, mítines y actos religiosos de las más diversas denominaciones, unidos por la misma fe. Periódicos, radios y televisoras hicieron eco a la voz de los padres de las niñas y niños fallecidos y lesionados hace ya un año. Este es el corazón de México, que llora y se duele por una tragedia que jamás será olvidada.

Un gobierno alejado de su pueblo

Tales muestras de humanidad —espontáneas, libres, plenas de solidaridad— han mostrado la hermandad de los mexicanos y, desgraciadamente, han contrastado con la impasibilidad de las autoridades que se pusieron a trabajar justo cuando la trágica efeméride era inminente, politizando el acceso a la justicia o medrando con la tragedia.

“La manera en la que juega el presidente no es jugar limpio, de ninguna manera es jugar limpio”, afirmó Abraham Fraijo, padre de la menor Emilia, fallecida en la guardería, y miembro del Movimiento Ciudadano por la Justicia 5 de Junio. Estas palabras, dolidas y sinceras, se dijeron frente a Los Pinos mientras Felipe Calderón celebraba adentro una reunión con algunos de los padres de los niños fallecidos y lesionados hace un año.

Esta reunión simboliza y sintetiza la actitud que ha tenido el gobierno federal frente a la tragedia: el encuentro no fue público, sino que se celebró a puerta cerrada; algunos padres fueron excluidos, pues la invitación no fue generalizada. Además, para algunos ciudadanos fue especialmente agraviante que el Presidente no mostrara la sensibilidad y la disponibilidad de viajar a Hermosillo.

Con un tono de indignación, Patricia Duarte Franco, madre del fallecido pequeño Andrés Alonso, afirmó que el Presidente “quiere limpiar su imagen y dar un mensaje a la sociedad mexicana de que está atendiendo el caso de la Guardería ABC, lo que no es cierto porque nunca tuvo las ganas de hacerlo desde un principio. ¡Qué casualidad de que a tres días el primer aniversario nos llama a todos los padres! No estoy dispuesta a servirle de servilleta a este señor, para que limpie su imagen ante la gente, porque le perjudica mucho que se diga que a un año no se ha dignado a atender a los padres. No voy porque no tiene interés ni voluntad de arreglar esto y no lo va a hacer a un año. Esto se va a resolver en tribunales y no me voy a prestar a su juego”.

“Queremos justicia, no la foto”, agregó Julio César Márquez Ortiz, padre de Yeyé, quien también pereció en el incendio. “Tenemos 11 meses pidiendo una reunión con el Presidente. Ha habido más de 15 marchas, una huelga de hambre, solicitudes formales, una carta entregada directamente a Fernando Gómez-Mont y jamás ha habido respuesta. Muy casualmente antes del primer año es cuando decide invitarnos. Lo más doloroso es que sea tan oportunista la convocatoria, a tres días del aniversario. Eso duele muchísimo.”

Este manejo de los tiempos tan sesgado y, como dijo el señor Márquez, oportunista, no es privativo del poder Ejecutivo. El poder Judicial mostró exactamente la misma sincronización: a pocos días del aniversario de la tragedia la Suprema Corte de Justicia de la Nación dio señales de estar trabajando y señaló probables responsables. Los ministros han demostrado que aun cuando la justicia sea ciega, en México tiene muy claros los calendarios políticos.

Respetar el dolor

No hay manera de comprender o justificar actitudes así de insensibles. Con tristeza veo que ni siquiera una tragedia de estas dantescas magnitudes basta para ablandar el corazón de algunos gobernantes, para llamarlos a trabajar con entrega, con transparencia y sin cálculos políticos. Demuestran no sólo dónde están sus intereses, sino también dónde está su corazón. Y ciertamente no están con su pueblo ni esas familias hermosillenses.

Como político pero también como padre, creo que lo mejor que las autoridades pueden hacer es dejar para otros espacios el lucimiento, la búsqueda del reflector y el provecho personal. Es por ello que nunca he accedido a dar entrevistas sobre este tema y sólo una vez lo toqué, para pedir que no se politizara ni se utilizara como bandera electoral.

También creo que cuando las autoridades dejen de lado los cálculos y simplemente se dediquen a su trabajo se acelerarán las investigaciones y las conclusiones del caso. Lamentablemente, en la guardería ABC la política ha entorpecido el camino de la justicia.

Ya no se trata de que un gobernante o un juez se vean bien o mal ante la opinión pública. No se trata de puntos en encuestas, de imagen o de ganancias políticas. Se trata, sencillamente, de dar a esas familias hermosillenses la paz y la resignación que únicamente pueden nacer de la justicia.

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