miércoles, 16 de junio de 2010

Cananea y la ausencia de ética política

Cananea ejemplifica de manera nítida cómo la falta de ética política se interpone en el camino de la prosperidad y la paz de los pueblos. Esta noble región nos impele a cuestionarnos cómo es que incluso contando con una riqueza minera de las mayores no sólo de México sino del mundo, las diferencias políticas impiden aprovechar valiosos recursos que están prácticamente al alcance de la mano.
Recientemente el alcalde Reginaldo Moreno García declaró que “el ayuntamiento no tiene ni para comprar una escoba” y que muchos cananenses se han visto obligados a emigrar a las ciudades norteamericanas de Tucson y Sierra Vista, así como a la capital sonorense, Hermosillo, en la búsqueda de oportunidades de crecimiento económico. Si la abundancia natural no es razón suficiente para que un ciudadano permanezca en su tierra y obtenga los servicios públicos y las oportunidades que merece, la responsabilidad no puede ser más que de las cúpulas sindicales y gubernamentales.
Se estima que los paros en diversas minas han costado alrededor de 3 mil 200 millones de dólares, lo cual resulta especialmente grave en el contexto de crisis internacional en el que está inmerso México. Qué lamentable situación: ni para recoger tesoros podemos ponernos de acuerdo.

Excesos en la persecución de derechos

Durante décadas el “sistema” consintió y propició que el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana se fuera alejando de sus fines válidos. La legítima defensa de los derechos de los trabajadores pasó a un segundo plano ante la búsqueda de poder político y económico por parte de los líderes sindicales.
Para saber qué tan demócrata ha sido este sindicato basta saber que por más de cuatro décadas ha estado bajo el control de dos hombres, padre e hijo. Estos napoleones se distinguen por haberse formado en las peores artes del sindicalismo charro, una de las más oscuras construcciones del Partido Revolucionario Institucional.
Napoleón padre llegó a ser senador, obviamente por el PRI, y dedicó cuarenta años de su vida a amasar una gran fortuna personal y a bloquear todo intento de democratizar el sindicato.
Como si de un príncipe medieval se tratara, Napoleón hijo heredó el trono y prontamente evidenció que consideraba al sindicato su patrimonio personal, pues sus malos manejos de los dineros propiedad de los trabajadores son el sustrato de la aguda crisis que hoy padece Cananea.
Sin embargo, debo señalar que aun cuando evidentemente Napoleón junior es el principal responsable, sus acciones no se dieron en el vacío: son el resultado de una perversión política que hizo de los sindicatos herramientas del poder y los partidizó, volviéndolos medios y no fines, piezas del partido en el gobierno y no expresiones de la dignidad de los trabajadores.
De la misma manera en la que el sistema PRI-Gobierno confundió sus fines con los de los sindicatos, Napoleón segundo enredó la defensa jurídica de su persona con los derechos de los trabajadores a los que lidera.
Analizar la situación de Cananea es avanzar por un campo minado, pues la complejidad de la situación que padece el pueblo de esta amada comunidad sonorense es tan profunda como extensa, definida por factores no sólo contemporáneos, sino también históricos. Además, las responsabilidades y las culpas son compartidas por autoridades y líderes sindicalistas por igual, haciendo imposible emitir juicios categóricos.
Si bien “la toma de Cananea” refleja la incapacidad de generar acuerdos y destrabar conflictos por medios políticos y no a través de la violencia, también es cierto que esta acción responde a decisiones concatenadas de los poderes Judicial y Legislativo. Además, el grupo industrial Minera México se plegó desde un primer momento a las peticiones de seguridad e higiene planteadas por el sindicato, mientras que éste prolongó durante tres años el conflicto utilizando a los tribunales, con lo cual incurrió en excesos durante la persecución de derechos legítimos.

Revolución sindicalista

Cuando no se desvirtúa su naturaleza, el trabajo contribuye a unir a los hombres de manera solidaria y comprometida. También puede otorgar forma y estructura a la sociedad, determinando sus relaciones con el Estado. Unas relaciones laborales justas prefiguran –o desfiguran– un sistema de comunidad política apto para favorecer el desarrollo integral de la persona humana, sin que ésta sufra mengua en su dignidad.
Hoy vemos las consecuencias de disminuir la dimensión humana del trabajo a la sola obtención de bienes materiales, de inmiscuir a los partidos en instituciones sociales laborales que deben ser independientes y de bloquear la capacidad productiva de un pueblo para chantajear al gobierno.
En los próximos meses, conforme se vaya contratando nuevo personal para explotar las riquezas de Cananea, habrá de formarse otro sindicato. Esperemos que estas lecciones no sean olvidadas en su institución, haciéndolo ejemplo genuino espíritu sindicalista, así como una decidida apuesta por la libertad de los trabajadores, esa que se soslaya cuando se les concibe como seres sin capacidad de decisión.
La formación de este nuevo sindicato presenta una oportunidad histórica, pues así como se combatió en 1906 a la Cananea Consolidated Copper Company, hoy es necesario combatir al charrismo. Este sería un hecho digno de la insigne estirpe de los mineros y el nacimiento de una segunda revolución en Cananea, pero esta vez pacífica, de dignidad humana e independencia.

Jóvenes: Ninis o esperanza presente

Triste época para los niños y los jóvenes mexicanos, que inauguran sus vidas caminando hacia horizontes de violencia, de desempleo, de una desoladora ausencia de esperanza provocada por la falta de oportunidades en todos los ámbitos. Ya sea para estudiar, ejercer una profesión, o simplemente vivir con dignidad. Oportunidades, en fin, de creer en sí mismos y de sentir orgullo por México.
Recientemente la diputada Teresa Incháustegui dio a conocer que en la guerra contra el crimen organizado han fallecido 4 mil jóvenes y niños; a ellos se suman otros 3 mil 700 que han quedado huérfanos de uno o ambos progenitores.
Cada año, 300 mil jóvenes son rechazados por instituciones de educación superior en el país. Quienes logran ingresar a una universidad y terminar una carrera, al graduarse descubren que su título muy poco significa en un país con 2 millones y medio de desempleados.
En el estudio “Hacer lo mejor por los niños”, realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México fue el segundo país con peores condiciones de vida para la infancia.
Por un lado, señala la OCDE, nuestros niños padecen una educación deficiente y desatención sanitaria; por otro, situaciones de alto riesgo como exposición al tabaquismo, el alcoholismo y los embarazos de adolescentes. De los países analizados en dicho estudio solo Turquía tiene mas niños pobres que nuestra República.
Este paisaje social desolador nos lleva a una cifra final, como lógica consecuencia: José Narro Robles, rector de la máxima casa de estudios mexicana, afirma que en nuestro país hay siete millones de los llamados “Ninis”, jóvenes que ante la falta de oportunidades en lo económico y en lo académico, “ni estudian, ni trabajan”, corriendo los gravísimos riesgos de jamás ver realizadas sus potencialidades humanas y realizadas sus vidas, así como de ser reclutados por el crimen organizado.

Ni participo, ni me interesa

Para estos millones de jóvenes, México es una promesa no cumplida. Por ello, a nadie debe extrañar el nacimiento de otros ninis, ya no en lo laboral y en lo educativo, sino en lo cívico y lo político. Cada vez hay más jóvenes que ante la vida pública sólo responden –unos con indiferencia, otros con decepción– “ni participo, ni me interesa”.
Incluso jóvenes de familias con posibilidades económicas, universitarios y profesionistas, han sido invadidos por la apatía y prácticamente han renunciado a ser ciudadanos. Se conforman con la mínima condición de habitantes que existen y ocupan un lugar en la masa humana, pero no en la comunidad.
Ello se debe, en mucho, a que la actual generación de dirigentes políticos no hemos sido capaces de dar un testimonio colectivo de congruencia y sentido de la responsabilidad que transmite principios y valores. La deshonestidad de muchos ha castrado el entusiasmo de las nuevas generaciones y puede provocar que en un futuro próximo no haya jóvenes con vocación política ni deseosos de servir a su país desde el Estado.
Como miembro de esa generación de mujeres y hombres públicos, asumo que tenemos la responsabilidad de represtigiar la política como paso primordial para regresar a los jóvenes la esperanza, la capacidad de creer en su país, el ánimo de ser nuevamente personas cívicas.
Romper el círculo vicioso de la apatía, el abstencionismo y la falta de participación juveniles debe ser la principal prioridad de la llamada clase política. Es impostergable liberar sus enormes energías creativas, para que participen en la impostergable tarea de reorientar el rumbo de la nación. También capitalizar al máximo sus talentos contenidos y estimular la capacidad realizadora de sus mentes.
Nos urge politizar –que no partidizar– a nuestros jóvenes y creer en ellos asignándoles un lugar preponderante en la toma de decisiones. También conferirles la misión de ser esperanza presente. Volver a entusiasmarlos con la idea de que su participación cívica vale, pesa, define, resuelve y construye. No se trata de dejar un mejor México a nuestra juventud, sino una mejor juventud a nuestro México, porque los jóvenes no son el problema, son la solución. Con su fuerza México puede volver a empezar.

Guardería ABC: sólo la justicia dará resignación

En La Paz se lanzaron al mar 49 esferas de papel iluminadas por veladoras. En la Ciudad de México se celebró una vigilia en el Ángel de la Independencia. Globos blancos se elevaron al cielo desde Ciudad Juárez, Tepic, Veracruz, Irapuato, Pachuca, Guasave, Matamoros, Nogales, Bahía de Kino, Cajeme, Querétaro y comunidades indígenas de Santiago Apoala.

Según el Movimiento 5 de Junio, aproximadamente 40 ciudades de más de 20 entidades federativas se sumaron a las expresiones de luto e indignación de todo México. Se celebraron conciertos, presentaciones de libros, marchas, mítines y actos religiosos de las más diversas denominaciones, unidos por la misma fe. Periódicos, radios y televisoras hicieron eco a la voz de los padres de las niñas y niños fallecidos y lesionados hace ya un año. Este es el corazón de México, que llora y se duele por una tragedia que jamás será olvidada.

Un gobierno alejado de su pueblo

Tales muestras de humanidad —espontáneas, libres, plenas de solidaridad— han mostrado la hermandad de los mexicanos y, desgraciadamente, han contrastado con la impasibilidad de las autoridades que se pusieron a trabajar justo cuando la trágica efeméride era inminente, politizando el acceso a la justicia o medrando con la tragedia.

“La manera en la que juega el presidente no es jugar limpio, de ninguna manera es jugar limpio”, afirmó Abraham Fraijo, padre de la menor Emilia, fallecida en la guardería, y miembro del Movimiento Ciudadano por la Justicia 5 de Junio. Estas palabras, dolidas y sinceras, se dijeron frente a Los Pinos mientras Felipe Calderón celebraba adentro una reunión con algunos de los padres de los niños fallecidos y lesionados hace un año.

Esta reunión simboliza y sintetiza la actitud que ha tenido el gobierno federal frente a la tragedia: el encuentro no fue público, sino que se celebró a puerta cerrada; algunos padres fueron excluidos, pues la invitación no fue generalizada. Además, para algunos ciudadanos fue especialmente agraviante que el Presidente no mostrara la sensibilidad y la disponibilidad de viajar a Hermosillo.

Con un tono de indignación, Patricia Duarte Franco, madre del fallecido pequeño Andrés Alonso, afirmó que el Presidente “quiere limpiar su imagen y dar un mensaje a la sociedad mexicana de que está atendiendo el caso de la Guardería ABC, lo que no es cierto porque nunca tuvo las ganas de hacerlo desde un principio. ¡Qué casualidad de que a tres días el primer aniversario nos llama a todos los padres! No estoy dispuesta a servirle de servilleta a este señor, para que limpie su imagen ante la gente, porque le perjudica mucho que se diga que a un año no se ha dignado a atender a los padres. No voy porque no tiene interés ni voluntad de arreglar esto y no lo va a hacer a un año. Esto se va a resolver en tribunales y no me voy a prestar a su juego”.

“Queremos justicia, no la foto”, agregó Julio César Márquez Ortiz, padre de Yeyé, quien también pereció en el incendio. “Tenemos 11 meses pidiendo una reunión con el Presidente. Ha habido más de 15 marchas, una huelga de hambre, solicitudes formales, una carta entregada directamente a Fernando Gómez-Mont y jamás ha habido respuesta. Muy casualmente antes del primer año es cuando decide invitarnos. Lo más doloroso es que sea tan oportunista la convocatoria, a tres días del aniversario. Eso duele muchísimo.”

Este manejo de los tiempos tan sesgado y, como dijo el señor Márquez, oportunista, no es privativo del poder Ejecutivo. El poder Judicial mostró exactamente la misma sincronización: a pocos días del aniversario de la tragedia la Suprema Corte de Justicia de la Nación dio señales de estar trabajando y señaló probables responsables. Los ministros han demostrado que aun cuando la justicia sea ciega, en México tiene muy claros los calendarios políticos.

Respetar el dolor

No hay manera de comprender o justificar actitudes así de insensibles. Con tristeza veo que ni siquiera una tragedia de estas dantescas magnitudes basta para ablandar el corazón de algunos gobernantes, para llamarlos a trabajar con entrega, con transparencia y sin cálculos políticos. Demuestran no sólo dónde están sus intereses, sino también dónde está su corazón. Y ciertamente no están con su pueblo ni esas familias hermosillenses.

Como político pero también como padre, creo que lo mejor que las autoridades pueden hacer es dejar para otros espacios el lucimiento, la búsqueda del reflector y el provecho personal. Es por ello que nunca he accedido a dar entrevistas sobre este tema y sólo una vez lo toqué, para pedir que no se politizara ni se utilizara como bandera electoral.

También creo que cuando las autoridades dejen de lado los cálculos y simplemente se dediquen a su trabajo se acelerarán las investigaciones y las conclusiones del caso. Lamentablemente, en la guardería ABC la política ha entorpecido el camino de la justicia.

Ya no se trata de que un gobernante o un juez se vean bien o mal ante la opinión pública. No se trata de puntos en encuestas, de imagen o de ganancias políticas. Se trata, sencillamente, de dar a esas familias hermosillenses la paz y la resignación que únicamente pueden nacer de la justicia.

Peña Nieto a la baja, Beltrones al alza

Enrique Peña Nieto vive sus peores días. El mexiquense ha vuelto a comprobar que, cuando la realidad se impone a los guiones, su feble experiencia no alcanza para sacarlo de los atolladeros políticos y mediáticos, mucho menos cuando Manlio Fabio Beltrones azuza el fuego.
Como sucedió con las inundaciones a principios de año, ante las cuales su capacidad ejecutiva fue sumamente cuestionada, el equipo del presidenciable priísta hizo del lamentable deceso de la niña Paulette Farah un escaparate para exhibir su incapacidad a nivel nacional e internacional. El caso se manejó tan mal desde un principio que se volvió incorregible; por eso la salida del Procurador responsable de las investigaciones y las explicaciones brindadas de nada han servido.
Se reiteró que todos los males de la inexperiencia —especialmente la falta de mesura, la precipitación y la imprudencia— aquejan a este grupo que pretende conducir una campaña presidencial exitosa, en contra de lo más granado de la política mexicana. Aunque la responsabilidad del gobernador pueda ser limitada en este caso, la clase política y los líderes de opinión le han dedicado palabras muy duras. Poco han ayudado a su causa algunas llamadas hechas desde Xicoténcatl a las cúpulas de la clase política mexicana.
Las campañas también se han vuelto un espacio de desgaste para Peña Nieto. Buscando sumar prosélitos entre sus correligionarios y entre los ciudadanos de otras entidades, el gobernador del Estado de México ha recorrido varias ciudades apoyando a los candidatos de su partido.
En teoría el asunto sería positivo para Peña Nieto: placeo, exposición mediática, amarres políticos. En la práctica, instigados por alguna conciencia negra, se han esparcido rumores de desviación de recursos y editoriales mal intencionados.

Reacomodos priístas

La balanza de la política está cambiando su inclinación entre los priístas. Gobernadores, alcaldes de municipios importantes y legisladores de diversos rangos están cambiando sus lealtades. Por supuesto que Peña Nieto dista mucho de estar solo, pero por primera vez está probando lo que es perder aliados.
No desconozco que sigue firme en las encuestas. Apenas la semana pasada se reportó que subió dos puntos en la variación trimestral que conduce Consulta-Mitofsky.
Sin embargo, la política es mucho más que encuestas, y si no pregúntenle al recientemente derrotado candidato presidencial colombiano Antanas Mockus.
Sí, la percepción es que Peña Nieto avanza, pero ello se debe a que no tiene rivales visibles y presentes en la opinión pública.
En el PRD la semana anterior ya hubo un destape: Carlos Navarrete, un buen prospecto, de lo mejor que tiene ese partido; un competidor que viene a sumarse a Ebrard y a López Obrador.
En mi partido sigue pesando la derrota del 2009 y se percibe un ánimo pesimista hacia el 4 de julio. Sólo Santiago Creel y Josefina Vázquez Mota han mostrado su juego. Los aspirantes ligados al equipo presidencial no han dicho esta boca es mía: saben que presentar una candidatura ligada al lacerante descrédito de Felipe Calderón es un suicidio político.
Seguramente para desvincular al candidato panista del estigma de Calderón, ya se ha expresado interés en que nuestro abanderado tenga el apoyo del Movimiento Volver a Empezar, lo que afirmaría su independencia y lo acercaría al único proyecto que ha demostrado capacidad de crecer políticamente y ofrecer con credibilidad un mensaje esperanzador y democrático.
Ante ese contexto nacional, Peña Nieto sigue arriba en las encuestas, pero su capital político se erosiona: como candidato único sólo en él se ceban los proyectiles, las críticas y el desgaste propio de gobernar mientras cada uno de sus movimientos es vigilado y sus errores magnificados. Mientras tanto, un Senador rememora el viejo adagio de “el que se mueve no sale en la foto”, se frota las manos y sigue trabajando en los sótanos y en las cañerías del sistema.