lunes, 12 de abril de 2010

Fracaso anticipado de las coaliciones

Una coalición electoral sustentada en los valores de la democracia es una herramienta completamente legítima, que puede allanar el camino hacia transformaciones políticas y sociales de la mayor trascendencia histórica.
Sin embargo, las coaliciones que se proyectan para los próximos procesos electorales son un galimatías que pocos entienden y emblema del deterioro de los partidos, que optaron por la promiscuidad ideológica. En la mayoría de los casos, estos amancebamientos se han construido al vapor, sin tomar en cuenta a las militancias de los partidos ni la opinión de la sociedad, con base en decisiones cupulares que sólo responden a un interés: tomar el poder por asalto.
Quizá lo más grave es que algunas de esas alianzas no tienen un proyecto que las sustente y que las dote de objetivos políticos y gubernamentales loables, de propuestas que despierten interés en la ciudadanía. Por ello, es posible augurar que, incluso en el remoto caso de que alguna coalición triunfe en las urnas, en lo político serán un fracaso para los partidos.
Por ejemplo, si las coaliciones que encabezan Rafael Moreno Valle y Miguel Ángel Yunes, en Puebla y Veracruz, obtuvieran una mayoría de votos, el triunfo político sería reclamado por Elba Esther Gordillo con quien, sin razón, el presidente Calderón se siente en deuda.
Ciertamente, Rafael Moreno Valle realmente ha mostrado una adhesión legítima y un compromiso con Acción Nacional. Sin embargo, lo más probable es que los partidos coaligados estén trabajando por un improbable éxito cuyo mérito les sería negado y tan sólo serviría para acrecentar el poder de “La Maestra”.
En el caso de Oaxaca, si la alianza prevalece electoralmente Andrés Manuel López Obrador y Gabino Cué se arrogarán todo el crédito. Con ello, nuestro presidente, Felipe Calderón, vería fortalecerse a su principal detractor, quien ni siquiera lo ha reconocido como primer mandatario.
En Sinaloa el éxito de la alianza acarrearía graves consecuencias. De triunfar la alianza encabezada por Mario López Valdez, “Malova”, el gran ganador sería el ex gobernador priísta Juan Sigfrido Millán. Además, el crimen organizado despejaría su campo de maniobra.
El paisaje político de Chihuahua tampoco es muy halagüeño, pues las cúpulas han mostrado su alejamiento de las militancias de los partidos. En una acción que hoy resulta sorprendente, el PAN eligió un candidato panista, un hombre formado en el humanismo político y electo en un proceso democrático digno de las mejores tradiciones blanquiazules. Sin embargo, no cuenta con el apoyo del Comité Ejecutivo Nacional ni de Los Pinos. Retos similares enfrenta el candidato del PRI, quien también es un militante que ganó con todas las de la ley y aún así carece del respaldo de su gobernador.
En Tlaxcala, la militancia de Acción Nacional sufrió la cruda imposición de una candidata desde Los Pinos, causa suficiente para vaticinar una derrota. En Aguascalientes, vemos a un gobernador panista apostado abiertamente por el PRI. Así de contaminado está el ambiente político.
Por todo ello, las alianzas no rendirán fruto alguno para el PAN y el PRD; a pesar del desgaste que han sufrido para consolidarlas, no verán fortalecidos su prestigio, su vida interna y —mucho menos— su militancia.

Pérdida de los partidos, ganancia de los ciudadanos

La gran lección que las alianzas brindarán a los partidos es que necesitan urgentemente fortalecer la ideología que los hace distintos y distinguibles ante el electorado, así como el talante ético de sus candidatos y su democracia interna.
Para los ciudadanos sin partido, la lección es otra: este panorama abre la oportunidad de impulsar una visión más social de la arena electoral. El desprestigio del sistema de partidos debe servir como catalizador para que el ciudadano incline la balanza del sistema político a su favor. Los mexicanos pueden ganar, influir decisivamente en la conformación de perfiles, en la designación de candidatos, en la demanda de proyectos que den rumbo y claridad a la oferta electoral.
La oportunidad está allí. Si ya se conformaron estas alianzas fallidas de origen, no profundicemos en el error desaprovechando las oportunidades que su fracaso brindará a nuestro sistema político.

1 comentario:

  1. Manuel: ¿acaso no fuiste tú Presidente del CEN cuando Felipe ganó la elección?
    ¿entonces?

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