martes, 27 de octubre de 2009

Entrevista con el Norte de Ciudad Juárez

Entrevista a Manuel Espino
Cambio de rumbo

Antonio Flores Schroeder
Lunes, 26 octubre 2009

El presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) y ex presidente del Partido Acción Nacional, Manuel Espino Barrientos, publicó un nuevo libro con la editorial Grijalbo en el que exhorta a los partidos que enarbolan las banderas de la democracia cristiana, particularmente al PAN, a que corrijan el rumbo y renueven el prestigio en la política.
En “Volver a Empezar” Espino habla de un cambio en la forma de hacer política a partir de la congruencia de sus dirigentes que se autonombran humanistas.
NORTE presenta a sus lectores una amplia entrevista en la que el ex dirigente nacional del blanquiazul, habla del panismo local, de la inseguridad y de la necesidad de dar un “golpe de timón” en el próximo año, justo cuando se cumplen 200 años de la Independencia y 100 del inicio de la Revolución.

-En tu nuevo libro ofreces un diagnóstico severo y crítico sobre el rumbo de los partidos de la democracia cristiana, con el PAN a la cabeza. Hablas de la corrupción y el abuso, de los vicios que de alguna manera manchan a sus dirigentes, llama la atención el título... ¿Por qué “Volver a Empezar”?

Ha habido entre los partidos de pensamiento humanista, en el ámbito de lo social también, que han venido perdiendo espacios por una sencilla razón. Los partidos de este corte de pensamiento han sido partidos que predican el bien común, la dignidad de la persona, el respeto a los que piensan diferente, que promueven la erradicación de la conflictividad a favor del diálogo. Eso es lo que han predicado, en México, el PAN es ese partido.
Se han alejado de ese pensamiento. Han perdido congruencia y la sociedad se los ha reclamado en las urnas. Hay partidos importantes de la democracia cristiana que han perdido terreno en el mundo, inclusive, de algunos partidos que ya fueron gobierno, perdieron terreno porque en el ejercicio del poder dejaron de practicar lo que antes practicaban: democracia, respeto a sus militantes, consulta a la ciudadanía, diálogo con los adversarios, búsqueda de acuerdo con los que piensan diferente, respeto a la pluralidad de pensamiento.
Se han convertido algunos, incluso, en modelos autoritarios y eso ha ahuyentado a sus simpatizantes. México no es la excepción y eso es lo que le ha pasado al PAN, fundado por el chihuahuense Gómez Morín, un partido de un perfil eminentemente humanista, perdió ese tono.
Hoy vemos que los líderes parecen peleadores callejeros, que ante la primer oportunidad de discrepancia no buscan el debate, sino la agresión. No construyen acuerdos, construyen trincheras para el conflicto político y eso ha demeritado ante los electores y frente a los simpatizantes del partido su imagen, partido que hoy está en el gobierno. Y tan se ha deteriorado esa imagen que sólo hay que ver lo que sucedió el 5 de julio, cuando perdimos más de 60 diputados, dos gubernaturas, ciudades muy importantes como Guadalajara, Tlaquepaque, Tonalá, Naucalpan, Toluca, Tlalnepantla, Guanajuato capital, ciudades muy pobladas y muy pequeñas también. Acabamos de perder Coahuila, se nos fue Torreón, una ciudad emblemática para el panismo.

¿Qué le sucede la PAN?

Nuestro comportamiento incongruente ha ahuyentado a nuestros simpatizantes. Hemos caído en ser un partido más con el desprestigio de otros, practicamos lo que antes le reclamábamos a nuestros adversarios: La falta de democracia interna, la falta de respeto a los procesos democráticos, el ser un partido de instrumento al poder y no a la sociedad. El ser escuela de ciudadanos, el ser testimonio vivo de dignidad política, eso lo hemos perdido.
Por todo esto se justifica que volvamos a empezar. Es un reencuentro con nuestro origen, retomar nuestra trayectoria de congruencia, pero no partiendo de cero, partiendo de la experiencia acumulada en 70 años, que estamos celebrando ahora el nacimiento del PAN. Este libro es un llamado a los partidos que se reconocen humanistas pero que en la práctica han dejado de serlo, a esos partidos que se reconocen democráticos, pero en la práctica le han dado la espalda a la democracia. Quieren dignificar la política pero para eso no bastan los discursos. Ése es el contexto amplio de este libro, es una convocatoria a volver a ser lo que siempre fuimos, lo que en el pasado reciente nos dio prestigio, lo que nos mereció la confianza para que ganarnos la presidencia de la República en México como alguna vez fue en Guatemala, como lo fue en Chile, Uruguay, República Dominicana y otros países.

-Hay una diferencia abismal entre aquel PAN de los años ochenta y el panismo de ahora. En aquellos tiempos, particularmente en los tiempos del “Verano ardiente” de 1986, a los panistas se les veía como revolucionarios, eran los panistas que cerraban los puentes internacionales para reclamar sus triunfos. Ese PAN contaba con la simpatía de miles de voluntarios y que motivaba a la participación ciudadana, ahora las cosas son muy diferentes. ¿Qué le sucedió al PAN?

La gran diferencia, fíjate, ahorita que lo comentas, en el cierre de campaña de Sergio Pedro Holguín en la Plaza de Toros, allí en el centro, estábamos Pancho (Barrio) y yo, con media plaza llena de simpatizantes y le pregunté a Pancho “¿Te acuerdas de los 80? Que no pensábamos es esta plaza como alternativa, nos quedaba chica”. Me respondió “qué mal está nuestro partido”. Eso fue en el 2006.
En el 2009 vine al cierre de campaña al Puente Rotario, en el famoso “Puente al Revés”, eso fue con... ¿cuántas te gustan...? Doscientas personas en un cierre de campaña federal. ¿Qué ha ocurrido con el panismo en México y que en Ciudad Juárez no es la excepción?. Juárez llegó a ser la plaza grande política del PAN, llegó a ser el parte aguas en la forma de hacer política, llegó a ser la sede de los Bárbaros del Norte, conocidos así por el arrojo, no por otra cosa, sino por el arrojo, capaces de dar cambios en la política, golpes de timón.
El PAN de Juárez llegó a ser emblema nacional en la lucha por la democracia. Y de repente hoy tenemos un partido donde hay ciertos líderes que se sienten dueños del partido, que manipulan los procesos, que compran voluntades que imponen a sus amigos en cargos por asignaturas del partido, eso que pasa en Ciudad Juárez, pasa en muchos lugares del país y eso le ha traído un descrédito al partido.
La comunidad juarense no se siente entusiasmada por la política y tampoco lamentablemente, ve al PAN como una alternativa de solución para dignificar a la política y cambiar a nuestra sociedad. En esa situación estamos. Antes éramos la esperanza, hoy somos uno más entre los partidos políticos. “Volver a Empezar” debe ser una sacudida a los políticos, a nuestros líderes, a nuestros dirigentes, para que volvamos a honrar en los hechos nuestro discurso humanista, para que volvamos a recuperar la visión democrática, que volvamos a tener fe en nuestros valores y en nuestros principios y que no usemos solamente como retórica el discurso humanista, y que en la práctica no seamos capaces de honrar, ése es el propósito de “Volver a Empezar”, que afortunadamente, ha tenido un buen inicio.
Este libro ya fue avalado por el presidente nacional del PAN, César Nava. Lo presenté en la sede del CEN, ahí nació el libro, me lo presentó el senador por Coahuila, Ricardo García Cervantes, uno de los hombres más prestigiados del panismo nacional. No tengo duda de que aquí en Chihuahua el presidente estatal, Cruz Pérez Cuéllar, va a estar presente. Cuando presenté mi anterior libro aquí en Ciudad Juárez y en la ciudad de Chihuahua, él me hizo el favor de acompañarme. Ojalá y ahora no sólo me acompañe, sino pueda expresar algunas palabras. Lo voy a invitar y seguramente va a acceder.

-En otra parte del libro hablas del criterio de la aplicación práctica para los dirigentes del partido o funcionarios en el gobierno, llama la atención que te dirijas a los jóvenes. ¿Requiere el PAN de sangre nueva?

Tenemos que reconocer que en política cuando se incurre en vicios, hay que corregirlos. Ya hay líderes muy maduros, muy hechos, las mañas son muy difíciles de desprender del alma. Yo tengo especial confianza en que las nuevas generaciones de políticos mexicanos vengan con una mentalidad más abierta, más plural, con un compromiso como en el que tuvimos en el PAN de hace 15, 20, 25 años. Jóvenes que vengan no a decir una cosa, pero a hacer otra en la arena política. Yo quiero que este libro sea un libro básico para muchos jóvenes del PAN, aunque no está dirigido especialmente para ellos, sino a los políticos jóvenes en general. Yo no quisiera que este libro fuera... hay libros sagrados, históricos, emblemáticos, famosos por quien los escribió... yo espero que este libro no termine en las bibliotecas, como adorno en los libreros de las casas. Yo espero que sea una herramienta útil, que este libro esté en los comités de campaña, que lo traigan los promotores de la participación ciudadana en las colonias, que los traigan los candidatos en las campañas, que recuerden, que consulten lo que somos. Que les sirva para el debate a los jóvenes en las universidades. Un libro que se discuta en las reuniones de proselitismo del partido. Un libro que se cite sin hacer referencia al autor sino a su contenido, yo espero que volver a empezar sea un título de la participación ciudadana, que habla de los derechos de los migrantes, que habla de la necesidad de equidad de género, del compromiso de una clase política. Que sobresalga por los temas y no por el autor.

-En otro capítulo del libro hablas que para el recto ejercicio del poder son necesarios varios puntos, como la ética. Hemos visto que en Juárez, sean del PAN o del PRI, los políticos prometen en sus campañas electorales muchas cosas, pero cuando llegan al poder, obedecen a ciertos intereses de grupos políticos o económicos. Al final todo sigue igual. Nada de cambio. ¿Cómo plantea Democracia Cristiana un cambio de raíz en la forma de gobernar?

Este libro lo escribí siendo presidente de la Democracia Cristiana, reconociendo que muchos partidos de esta organización han incurrido en acciones incongruentes respecto a su pensamiento, por eso convoco a estos partidos y en general a “Volver a Empezar”.
La dimensión ética de la política es un requisito indispensable para volver a hacer de la política un espacio de confianza para los ciudadanos, y la ética ha dejado de ser un referente en la política, los arreglos bajo las mesas, los fraudes, los arrebatos de espacios, posiciones autoritarias en cargos directivos que no tienen nada que ver con la ética.
En el PAN y en los partidos de la Democracia Cristiana siempre hemos dicho, que todo lo que hemos sabido es necesariamente una expresión ética. De repente algunos de nuestros dirigentes o servidores públicos, dicen que esto es legal, que esto se puede hacer, que nada lo prohíbe, ¿y la ética dónde quedó? Tenemos que regresar y este libro pretende formar conciencia ética en los políticos, pretende sobresaltar y sobreexponer la cualidad ética como un requisito ineludible de la práctica política. Si volvemos a tener políticos con convicción, con compromiso ético, podremos tener la tranquilidad que cuando sean alcaldes, diputados, van a ir a trabajar por los intereses de la sociedad y no buscar oportunidades para enriquecerse, para controlar o acumular poder. Hoy en Juárez estamos en un gran momento, un momento en el que los partidos y los políticos gozan de un gran desprestigio y eso lleva a la desesperanza, porque la política es un vehículo para resolver problemas como la inseguridad, debilidad económica o falta de desarrollo económico, falta de espacios de empleo. La política es para eso pero debido a que hoy está demeritada la política, se pierde la esperanza de que eso se llegue a resolver algún día. Yo me atrevería a decir que en Ciudad Juárez llegó la hora de dar un golpe de timón, pero fuerte, en el 2010 es una gran oportunidad, porque como pintan las cosas hoy todo parece indicar que no queremos volver a empezar, estamos haciendo las cosas como siempre. Ya está la lógica de los grupos en los partidos a todo lo que da buscando la manera de que algunos de sus adherentes llegue a las candidaturas. Vamos derechito a un esquema de confrontación entre los partidos. Estamos frente al riesgo de que el crimen organizado patrocine campañas electorales de todos los partidos políticos, porque hay la tentación de ganar a como dé lugar, muy poco se piensa en la dimensión ética de la contienda que viene. De esta forma vamos a tener un alcalde muy cuestionado, muy probablemente con un equipo de trabajo muy limitado y tendremos el resultado de siempre. Creo que el 2010 es el año en que conmemoramos 200 años de que los mexicanos se atrevieron a volver a empezar, que dieron un giro de timón, que cambiaron radicalmente el rumbo de la historia y lograron la Independencia de México. Celebramos el 2010 cien años de que los mexicanos se atrevieron a decir ya basta a los abusos de generales, gobernantes, a los abusos del poder y se llegó a un movimiento social que conocemos como la Revolución Mexicana. El siguiente año se cumplen 200 años de Independencia y 100 del inicio de la Revolución. Es bueno festejarlo con un cambio radical, con una actitud de volver a empezar y no ir a un proceso electoral más con las formas y prácticas caracterizando a la política mexicana.

-Ciudad Juárez representó un punto de partida en el inicio de la Revolución, ¿en el 2010 ese golpe del timón del que hablas, podría ser el inicio de un cambio que iniciaría aquí y se extendiera por todo el país?

Claro, es un cambio de actitud, una voluntad de volver a empezar de los juarenses, de volver a creer en nosotros mismos, no puede ser que los criminales puedan más que los ciudadanos, no puede ser que hallamos perdido la confianza en los políticos. Es una buena ocasión para honrar el esfuerzo que se hizo en Juárez hace 99 años, aunque parece que los juarenses hemos olvidado que aquí a 50 metros del río Bravo, a 25 metros del borde entre Estados Unidos y México, ahí acampó Francisco I. Madero, hasta ahí venían los negociadores de Porfirio Díaz. Desde ese campamento obligó a Porfirio Díaz a renunciar a la Presidencia de la República para evitar una lucha sangrienta entre mexicanos. Aquí se dio una batalla de muchos días, muy sangrienta, la batalla que ganaron los maderistas. Tan lo hemos olvidado que ese lugar en el que acampó Madero está olvidado, lleno de basura, de vándalos, de drogadictos. Tenemos que justipreciar nuestra propia historia, pero para eso se requiere una actitud de volver a empezar.


-Hablabas de la inseguridad, de esos grandes problemas que han afectado a nuestra comunidad juarense, el narcotráfico ha herido a la frontera como nunca... en varias partes de tu libro reiteras que la violencia no se puede combatir con más violencia. El Presidente Felipe Calderón decidió sacar al Ejército a las calles para enfrentar una guerra contra el crimen que parece no tener fin, y de acuerdo a las estadísticas la violencia no ha disminuido con el Ejército en las calles, ¿cuál es tu opinión acerca de que se utilice al Ejército para luchar contra el narco ?

Yo felicito la decisión del presidente Felipe Calderón de combatir al crimen organizado. Eso lo felicito. Pero no felicito la forma, ésa no la aplaudo.
En el libro planteo que aun cuando el Estado tiene el monopolio del uso de la fuerza, el Estado no es el gobierno, el gobierno es una parte del Estado, y el gobierno decidió a nombre del Estado y el presidente Felipe Calderón decidió a nombre del Estado enfrentar al crimen organizado sacando al Ejército a las calles.
Creo y le di un voto de confianza a eso... pero hoy, tres años después de haber iniciado su gobierno, creo que fue un error la forma, porque no se debe de confundir firmeza con rudeza, también se requiere estrategia en inteligencia y eso ha faltado.
Se inició una lucha solitaria sin previa coordinación con las entidades de la República, sin previo acuerdo con gobernadores, alcaldes, sin tener definido un sistema de inteligencia que permitiera evitar el uso de la fuerza, y muy grave, se dio además el paso sin consultar a nuestros vecinos del norte y sur del país. Ni con Estados Unidos ni con Guatemala, es una lucha solitaria y cuando el gobierno resintió la reacción virulenta, poderosa del crimen organizado entonces quiso recurrir a los gobernadores, alcaldes y al exterior. Yo digo señor presidente, eso debió haber sido desde el principio. Quizá el camino de las armas no debió haber sido y lo que hemos provocado es una guerra. México vive en guerra, tenemos que darnos cuenta, aceptar que estamos en guerra, sólo en Juárez ya llevamos más de 2 mil muertos en este año, ni en Irak que está en guerra abierta llevan 2 mil muertos en el año. Yo no digo qué se haga porque no soy estratega militar ni soy especialista, pero el sentido común me dice que por lo menos hay que revisar la estrategia y hacer cambios en ella, y de estrategas también, hay que hacer cambios de funcionarios encargados de combate al crimen organizado, eso me parece sería un buen inicio. Hay que volver a empezar en la lucha contra el crimen organizado... Hay que volver a empezar por los juarenses.

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